Berlin, 21 agosto 2018
Con esto asumimos la responsabilidad por el dispositivo incendiario colocado frente al edificio de la Sociedad Alemana para Políticas Extranjeras (DGAP) en Drake-/Rauchstraße (Tiergarten) en la noche del 21.8.18.
13 litros de una mezcla de gasolina y aceite será el comienzo para poner fin a la imperturbable y audaz existencia de la DGAP como asesor político de la sociedad de guerra alemana.
Desde el principio de este año ataques en aumento contra la industria bélica, sus especuladores y sus financieros tuvieron y siguen teniendo lugar a lo largo de todo el territorio controlado por Alemania. Nosotres nos unimos a estos ataques y dejamos que el fuego hable por nuestro bando. ¡La guerra empieza aquí! ¡Guerra a la guerra!La guerra empieza aquí, en los pasillos de la política. La guerra empieza en todas partes, cuando la gente se deshace de su empatía para lucrarse con la miseria globalizada. En la industria bélica, en los thinktanks de la ciencia, en la administración anónima de la burocracia, en forma de esclaves uniformades, que reciben y obedecen órdenes en cadena. La guerra empieza entre seres humanos cuando la concurrencia y las aspiraciones de poder dominan sobre la solidaridad y el libre desarrollo del individuo.
Seguridad alemana – Lucro a través de la guerra
Mediante la elección de la DGAP como objetivo de nuestro dispositivo incendiario, declaramos a los arquitectos ideológicos de la política hegemónica germano-europea como los científicos y precursores de un paradigma de seguridad que trabaja junto con los belicistas y de esta manera son nuestros enemigos. Lo que declaran sobre seguridad no nos pertenece. Su política exterior es una política de orden. Y su orden necesita tanques contra levantamientos y fragatas contra lanchas inflables, construye cercas contra les reprimides y trabaja continuamente para extender su miseria en curso.
Y entonces estos son exactamente los centros de pensamiento en la red de poder con su trabajo discursivo más o menos invisible, que junto a las instituciones estatales y los fabricantes de armas que se materializan en la guerra deben ser tomados en cuenta.
Think tanks, fundaciones e institutos como una interfaz de industria, ciencia y política cumplen con su significado para la coordinación, desarrollo e implementación de estrategias y objetivos, una función elemental para la aplicación del aparato de poder. En ella se reúnen les presidentes de las compañías de armamentos alemanas, les polítiques y las élites económicas del país.
Bajo el disfraz de la ciencia y el beneficio caritativo, la DGAP también trabaja para fortalecer a quienes toman las decisiones actuales y futuras de la política, la economía y el ejército para que cumplan con los requisitos de la aplicación de los intereses alemanes en mercados internacionalizados y espacios seguros. El hecho de que en la política exterior los intereses y estrategias económicas, políticas y militares no formen esferas divididas, sino que necesariamente coincidan, muestra también la lista de los patrocinadores de este grupo de reflexión: Airbus, Rheinmetall y Thyssen Krupp aparecen en ella sólo como los inversores bien conocidos.
Para que en el futuro logre transformar la seguridad de las naciones beligerantes en inseguridad para las personas responsables, la gobernabilidad de las personas ante la ingobernabilidad de sus pensamientos y actos, se necesita más que un dispositivo incendiario ocasional. A partir de ahí, el nuestro sólo puede entenderse como un punto de partida más de una organización militante, que se reivindica a sí misma para desarrollar una continuidad, que puede garantizar su propia visibilidad y, a veces, también su propia eficacia.
Un año después de la cumbre del G20 en Hamburgo y casi dos años después de los primeros ataques reivindicados en una campaña militante en toda Europa, encontramos que podemos extender el objetivo de un constante debate teórico y de referencia en múltiples formas. Aquí y allá brilla, pero esto no es suficiente.
Práctica militante, Afrin y la solidaridad
Un aumento de la práctica militante después del G20 tuvo lugar especialmente en relación con el ataque fascista a Afrin por parte del régimen turco. Extensas llamadas como fight4afrin activaron células autónomas y comandos de venganza para atacar de nuevo, para apoyar la defensa de Afrin con acciones militantes en las metrópolis de Europa además de grandes manifestaciones.
También tomamos parte en eso, porque la guerra de agresión de Turquía y grupos islamistas como el ISIS, Al-Nusra o las reliquias de la FSA muestran la consecuencia asesina de la política de seguridad y la industria de la formación moderna del poder; siempre preparados para destruir cualquier esfuerzo de las personas por una vida de libertad y dignidad. Tomamos parte en ello, porque el proyecto de Rojava, debido a su análisis de la sociedad capitalista y al desarrollo de enfoques emancipatorios sobre el trasfondo de una organización social, cuenta con nuestra total simpatía y apoyo.
Sentimos una conexión con les combatientes de la guerrilla kurda. Pero no queremos proyectar nuestras esperanzas y objetivos y arriesgarnos de esta manera a caer en un rol puramente pasivo y de apoyo. Solidaridad significa luchar juntes, pero no olvidar nuestros propios términos y ser acríticos en el papel del otro. Eso simplificaría la solidaridad, causaría que no lidiemos con la complejidad, que no reconozcamos los riesgos, sino que sólo tomásemos medidas para apoyar.
Esta referencia simplificada lleva al punto de que en parte renunciamos a nuestra propia posición. Que nuestros propios proyectos, motivaciones y objetivos serán completados, por ejemplo, totalmente en el punto de vista del proyecto autónomo kurdo (una impresión que obtuvimos de la llamada “Afrin está en todas partes” firmada por “grupos autónomos”) y ese éxito y el fracaso de nuestras propias acciones se juzgarán por el desarrollo de la situación local allí.
Aún así, las acciones militantes en relación con Afrin fueron y son esenciales. Ninguna acción de las personas amantes de la libertad contra los regímenes fascistas puede pasar desapercibida; no hay jerarquías y autoridades que no merezcan nuestro ataque. Así también lucharemos, cuando Erdogan llegue a Berlín a fines de septiembre, porque los soberanos, los asesinos y los tecnócratas renunciaron a su derecho a existir en el momento en el que dieron orden sobre la vida de otro ser humano. Y, por supuesto, concentrarán todas sus fuerzas para imponer su seguridad. Pero lo que tomamos de los momentos en Hamburgo durante la cumbre del G20 es que el intento de control total siempre fracasará por nuestra culpa.
Perspectiva
A diferencia de las guerras obvias, que tienen lugar en muchas áreas de este mundo, estamos aquí en el interior, en Alemania, dentro de la guerra social. Es una guerra de baja intensidad, que se manifiesta a través de la presión por trabajar, del consumismo y la diversión. Siempre supervisado por cámaras, patrullas de policías, por el ciudadano respetuoso de la ley de al lado, que controla tus pasos e informa de cada comportamiento desviado a las autoridades.
Todes contra todes, porque solo les despiadades tienen un lugar en el sol.
Esta opresión diaria parece ser invisible para mucha gente. Esto se vuelve obvio cuando hablamos de tiempos de guerra y tiempos de paz. La apatía y la indiferencia son causa y consecuencia al mismo tiempo. Entonces para actuar en este terreno, debemos entender las estrategias de guerra social. Significa analizar la situación local y la sociedad para encontrar puntos de ataque, donde podamos romper la apatía y alterar la seguridad.
Sabotaje, el ataque militante es el medio con el que sacudimos nuestra supuesta impotencia y actuamos y propagamos. Junto con otras personas combatientes, derrocar las fronteras construidas, comunicarnos sobre ellas y desarrollarnos teóricamente.
No caigamos en campañas políticas. Las campañas con un principio y un final pueden ser un criterio para la capacidad de movilización de un movimiento, pero no pueden medir su poder. En ellas trabajamos bajo una mala interpretación para poder lograr nuestro objetivo en un marco de tiempo específico, como la elevación de las demandas concretas, que cuando se cumplen, solo se someten al aspecto de limitar el levantamiento. El conflicto con lo existente solo puede ser permanente.
A este respecto, entendemos nuestra acción también como un llamamiento, no para seguir la destrucción de la autoridad como espectador de luchas emprendidas por otres, sino para desarrollar una fuerza organizada desde nuestra propia posición, lo que hace posible una referencia seria de solidaridad. con las peleas de nuestros compañeres y amigues armades.
grupos autónomos
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Cada acción requiere una preparación completa. Es necesario, junto a las medidas de nuestra propia seguridad y la aclaración de los detalles técnicos, investigar el objetivo. Debido a que no pudimos excluir que hay un piso en algún lugar debajo de los alojamientos de la oficina en el edificio principal, que también está habitado por la noche, decidimos no pensar inicialmente en colocar el dispositivo incendiario frente a la entrada representativa del principal edificio. Esta decisión reduce el daño material considerable, pero evita debido a la distancia y las condiciones estructurales una propagación de llamas al edificio principal y un peligro para las personas que podrían estar allí. La policía y la prensa no perderán la oportunidad de declarar lo contrario. Esto debe ser claro y tenerlo en cuenta.
Fuente: vozcomoarma.noblogs.org